SIN ROMPER EL ESPEJO

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 Partido típico de descenso, que diría nuestro querido Jorge Almirón. La cercanía del final se nota y se supone que en lo que resta se va a notar todavía más. Media docena de equipos tensionados, muy tensionados, por la premura de resultados y lo trascendente ya de cada balón. En Huesca y Pamplona no hubo esa responsabilidad del equipo ilicitano, que sí la encontró hoy en el Martínez Valero durante 85 minutos.



Porque el Elche se midió ante un Valladolid que es un espejo claro de los ilicitanos. Dos equipos muy similares con un reparto casi equitativo de urgencias, carencias y desfases  durante todo el año. La poca fortuna de los ilicitanos se hizo patente casi en los estertores de partido, como siempre en un remate franco en el centro del área. Es increible que esto no se corrija en los entrenamientos.

Me niego a hacer responsable a Emiliano Rigoni de la suerte en el marcador del Elche CF. Desafortunado, simplemente. No menos desafortunado que el resto de los integrantes esta tarde-noche del conjunto blanquiverde. Donde podríamos señalar a varios. Pero, eso es lo malo, que hay mucho jugador que no se encuentra cómodo en esta parte de la temporada. El episodio del relevo en la portería es un claro ejemplo.



Con un Valladolid que nos vuelve a empatar a balón parado en el sprint final del partido como ocurrió en Pucela. No lo merecieron en el partido de ida, tampoco en este de vuelta. Con Fabian Orellana y Oscar Plano muy limitados, el Valladolid fue un equipo inferior durante muchos minutos. Pero claro, si le cedes tanto balón, tanto terreno, tantas oportunidades a pelota parada, pues lo normal es que aprovechen alguna. Como al final así ocurrió.

Y es que Escribá sigue apostando por no hacer fútbol para sacar resultados. Hoy se vuelve a demostrar. Un equipo con tan poco oficio como es el ilicitano, parece mentira que el entrenador piense que es capaz de defender un resultado o, mejor, aprovechar alguna contra. Es lógico que el rival te agobie, te presione. Pero es más lógico que se intente jugar la pelota para que no la aproveche el rival. Un rival totalmente fuera de la pujanza necesaria para conseguir algo. Qué diferente sería la cosa si tuviéramos los 4 puntos que nos ha robado inmerecidamente el Valladolid en esta liga.



En definitiva, otro suspenso de Escribá, que sigue opacado por su discurso de mínimos, que se ha vuelto a demostrar que no sirve de nada en este escenario. Otro partido que el Elche acaba fatal. Quedan ya solo 6 partidos, y viéndolo algo objetivamente, ya va a ser necesario, muy necesario, ganar 4 de esos 6.

Algo que ya entra en territorios de ciencia-ficción. Con Francisco Escribá Segura en el banquillo, absolutamente imposible.

JP

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