PUGNA POR EL CONTROL

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 En el fútbol italiano siempre se ha mantenido la máxima de que no es tan importante ser mejor que el contrario, sino parecerlo. Por eso es un fútbol de gestos y juegos psicológicos. Que recordamos es parte importantísima de este deporte. Y en un partido que se presumía de guantes enganchados y combate cuerpo a cuerpo, el golpe de ventaja psicológica que asumió el Elche CF le valió para salir vivo del Coliseum Alfonso Pérez esta tarde. Y sobrevivir a Hernández Hernández, el VAR y la intifada getafense.


Los primeros 20 minutos fueron de un juego técnico infame por parte de ambos equipos, pero ya se pudo visualizar que los ilicitanos no le volvían la cara a la confrontación y que se jugaba más en cancha madrileña. Lo cual sirvió, de nuevo después de un córner, al gol de Pere Milla. Y ese gol viene de un magistral centro de Johan Mojica desde la izquierda, perseguido por Gonzalo Verdú y rematado posteriormente a la red. Con ello se demuestra una vez más la vital, primordial, importancia de tener buenos centradores en los flancos.

La sorpresiva aparición de Helibelton Palacios en el lateral derecho es un más que afortunado suceso que parece haber dotado de buena solvencia una posición que ha sido especialmente vulnerable toda la campaña. Ahora la pareja de aleros defensivos colombianos constituyen una garantía que hace que el equilibrio del equipo franjiverde adquiera mejor consistencia. Esperemos que esto cierre la herida defensiva que nos ha costado tantos puntos este año.


Era patente que con un Arambarri en horas bajas, y Aleñá y Cucurella muy irregulares, el peligro azulón solo podía venir por el explosivo japonés Take Kubo. Y así fue, en una jugada que resbalan sucesivamente Marcone y Verdú, que sigue su viacrucis defensivo particular. Una verdadera pena que haya esos ratos de mente dispersa que enturbia resultados.



Porque la pugna por el control estaba del lado ilicitano, que mandaba un mensaje claro a su oponente: ‘parezco mejor que tú’. Y de haber mantenido la ventaja que se tuvo durante 40 minutos el mensaje se habría hecho extensivo al resto de los equipos en pelea por el descenso. Al Elche CF no le funciona rehusar la creación de juego. Cuando lo intenta no solo es más fuerte en defensa sino que además ofrece bastantes posibilidades potenciales de percutir al rival. Cuando se entra en la precipitación y el juego miedoso, se pierde todo el empaque como equipo y se amenaza la viabilidad de resultados. Y eso que ya sabemos que los circuitos de tránsito son espesos y que sigue faltando alguien que tome la pelota y se dedique a proponer fútbol de toque y posición. Pero aún así, si el Elche ha de conseguir la permanencia, será a base de voluntad creativa y no de pensar solo en destruir.

Pero el trasfondo de este partido no ha variado la de la mayoría de partidos que juega el Getafe CF. Y, por respeto a su pasado en el Martínez Valero, obviaré la figura de Pepe Bordalás. El Getafe no es un equipo de fútbol profesional. Es un grupo de futbolistas marrulleros cuyo mejor argumento es fingir faltas y golpes inexistentes e intentar provocar al contrario y confundir al árbitro en todo momento. No merece estar en la 1ª División española. Y lleva dos décadas en la élite y muchos años siendo el primo quinqui de la liga, pero siempre sale airoso. Es un calco de lo que pasó hace 30 años en la liga inglesa con el Wimbledon FC, hoy desaparecido. Aquel equipo, que llegó a ganarle una FA Cup al Liverpool, practicaba un juego rudo e intimidatorio, casi violento, con el tristemente célebre Vinnie Jones en sus filas. Aquello les funcionó hasta que los árbitros se cansaron de ellos y empezaron a pitarles todas las múltiples faltas y agresiones que cometían. Ahí se les término la fiesta a aquel macabro equipo apodado ‘la pandilla loca’. Con el Getafe sería necesario algo así. Pero ya sabemos cómo de patético es el gremio arbitral español.



Con Hernández Hernández a la cabeza. Este canario tenía muchas ganas de sacar tarjetas a los ilicitanos. Y todavía más ganas de pitar penalti. Hubiera sido demasiado que el VAR nos librara de dos seguidos.

Pero ahí estaba Edgar Badía para repartir justicia. Justicia poética ante el poquísimo respeto que está mostrando la clase arbitral con el Elche CF. Alguna protesta formal no estaría mal del todo.


En resumen, otra vez la miel en los labios y sentimientos encontrados tras el resultado final. No sabemos si este punto será suficiente para conseguir objetivos. Lo cierto es que el rédito de solo 1 punto de los partidos de Valdebebas, Nervión y Getafe me parece bastante frustrante para lo visto en los terrenos de juego.

Escribá salió medianamente airoso de su vuelta al sur de Madrid. El equipo sigue mostrando mejor solidez que hace mes y medio. Pero los puntos escasean y lo necesario será conseguir alguna victoria de mérito más para afirmar sensaciones. A base de seguir pareciendo mejores. La nación franjiverde seguimos esperanzados.


RV

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