PUGNA
POR EL CONTROL
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Los primeros 20 minutos fueron
de un juego técnico infame por parte de ambos equipos, pero ya se pudo
visualizar que los ilicitanos no le volvían la cara a la confrontación y que se
jugaba más en cancha madrileña. Lo cual sirvió, de nuevo después de un córner,
al gol de Pere Milla. Y ese gol viene de un magistral centro de Johan Mojica
desde la izquierda, perseguido por Gonzalo Verdú y rematado posteriormente a la
red. Con ello se demuestra una vez más la vital, primordial, importancia de
tener buenos centradores en los flancos.
La sorpresiva aparición de
Helibelton Palacios en el lateral derecho es un más que afortunado suceso que
parece haber dotado de buena solvencia una posición que ha sido especialmente
vulnerable toda la campaña. Ahora la pareja de aleros defensivos colombianos
constituyen una garantía que hace que el equilibrio del equipo franjiverde adquiera
mejor consistencia. Esperemos que esto cierre la herida defensiva que nos ha
costado tantos puntos este año.
Era patente que con un
Arambarri en horas bajas, y Aleñá y Cucurella muy irregulares, el peligro
azulón solo podía venir por el explosivo japonés Take Kubo. Y así fue, en una
jugada que resbalan sucesivamente Marcone y Verdú, que sigue su viacrucis defensivo
particular. Una verdadera pena que haya esos ratos de mente dispersa que
enturbia resultados.
Porque la pugna por el control
estaba del lado ilicitano, que mandaba un mensaje claro a su oponente: ‘parezco
mejor que tú’. Y de haber mantenido la ventaja que se tuvo durante 40 minutos
el mensaje se habría hecho extensivo al resto de los equipos en pelea por el
descenso. Al Elche CF no le funciona rehusar la creación de juego. Cuando lo
intenta no solo es más fuerte en defensa sino que además ofrece bastantes
posibilidades potenciales de percutir al rival. Cuando se entra en la
precipitación y el juego miedoso, se pierde todo el empaque como equipo y se
amenaza la viabilidad de resultados. Y eso que ya sabemos que los circuitos de
tránsito son espesos y que sigue faltando alguien que tome la pelota y se
dedique a proponer fútbol de toque y posición. Pero aún así, si el Elche ha de
conseguir la permanencia, será a base de voluntad creativa y no de pensar solo
en destruir.
Pero el trasfondo de este
partido no ha variado la de la mayoría de partidos que juega el Getafe CF. Y, por
respeto a su pasado en el Martínez Valero, obviaré la figura de Pepe Bordalás.
El Getafe no es un equipo de fútbol profesional. Es un grupo de futbolistas
marrulleros cuyo mejor argumento es fingir faltas y golpes inexistentes e
intentar provocar al contrario y confundir al árbitro en todo momento. No
merece estar en la 1ª División española. Y lleva dos décadas en la élite y muchos
años siendo el primo quinqui de la liga, pero siempre sale airoso. Es un calco
de lo que pasó hace 30 años en la liga inglesa con el Wimbledon FC, hoy desaparecido.
Aquel equipo, que llegó a ganarle una FA Cup al Liverpool, practicaba un juego
rudo e intimidatorio, casi violento, con el tristemente célebre Vinnie Jones en
sus filas. Aquello les funcionó hasta que los árbitros se cansaron de ellos y
empezaron a pitarles todas las múltiples faltas y agresiones que cometían. Ahí
se les término la fiesta a aquel macabro equipo apodado ‘la pandilla loca’. Con
el Getafe sería necesario algo así. Pero ya sabemos cómo de patético es el
gremio arbitral español.
Con Hernández Hernández a la
cabeza. Este canario tenía muchas ganas de sacar tarjetas a los ilicitanos. Y
todavía más ganas de pitar penalti. Hubiera sido demasiado que el VAR nos
librara de dos seguidos.
Pero ahí estaba Edgar Badía
para repartir justicia. Justicia poética ante el poquísimo respeto que está
mostrando la clase arbitral con el Elche CF. Alguna protesta formal no estaría
mal del todo.
En resumen, otra vez la miel
en los labios y sentimientos encontrados tras el resultado final. No sabemos si
este punto será suficiente para conseguir objetivos. Lo cierto es que el rédito
de solo 1 punto de los partidos de Valdebebas, Nervión y Getafe me parece
bastante frustrante para lo visto en los terrenos de juego.
Escribá salió medianamente airoso
de su vuelta al sur de Madrid. El equipo sigue mostrando mejor solidez que hace
mes y medio. Pero los puntos escasean y lo necesario será conseguir alguna
victoria de mérito más para afirmar sensaciones. A base de seguir pareciendo
mejores. La nación franjiverde seguimos esperanzados.
RV
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