UNA
TARDE GRIS
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No hubo proeza del Elche CF C’an Barça. Porque así hay que catalogar
la derrota obtenida por los de Fran Escribá ante un más vulnerable que nunca FC
Barcelona. Partido en el que se ha sufrido, que no permite a los ilicitanos
salir de las posiciones de descenso. Y eso que el primer tiempo daba algo de
entusiasmo a los nuestros. Dos partidos, tres puntos con Escribá. De momento, nada
extraño, sobre todo teniendo muy en cuenta de dónde venía el equipo.
Escribá dispuso de una defensa
de cinco, que solo aguantó 45 minutos. Fue encajar el primer gol, en un
desajuste en cadena de toda la defensa, y el conjunto ilicitano desapareció de
escena. En esto las inercias de la etapa Jorge Almirón siguen absolutamente
presentes, por desgracia. Esto de pretender aumentar la solidez defensiva
poniendo un elemento más atrás, para mí es absolutamente contraproducente en el
Elche CF. No tiene defensas de potencia suficiente para que ocurra eso. Y si
aumentas efectivos atrás, lo restas de delante. Con lo cual, se defiende en
tres cuartos con un futbolista de menos.
Eso engarza con un problema
que supone un serio déficit ya durante toda la temporada: la presión defensiva.
Y eso involucra a todo el equipo. Es muy gravoso correr 20 metros para
conquistar una pelota inalcanzable y comprobar que cuando te superan ver que
hay mucho espacio para el rival. Si están todos esperando atrás, no hay gente
para llenar el terreno de obstáculos para el avance del equipo contrario.
Contra el Eibar hubo algún momento de mejor presión alta y eso era una buena
noticia. Importantísimo repensar tal asunto.
O sea, equipo adelante y
defender lo más lejos posible del área propia. Eso no existe en el Elche CF. Y
hoy se vio claramente. Si algo ha perdido el Barça de tiempos atrás es la
circulación de balón, que se ha convertido en lenta y perdida en pases al pie.
Eso sirvió para que el Elche se fuera al vestuario con ese empate a 0. Bastó
que el Barça acelerara un poco para que todo el entramado defensivo del Elche
se fuera al garete. Es urgente revitalizar una forma de defender más con la
utilización de espacios que quedarse atrás esperando a ver qué inventa el
equipo contrario. Y reaccionar tarde, claro.
Porque, aunque en la primera
parte el equipo del técnico valenciano supo salir alguna que otra ocasión y
poner en apuros al equipo local, las ideas en ataque no sobran. Y otra urgencia
más que necesaria: dejar de regalar balones. Porque hoy el Barça no nos ha
robado el balón, se lo hemos suministrado nosotros en innumerables lances.
Además, balones francos, controlados. Sigue faltando esa fluidez, esa
continuidad de dar una docena de pases seguidos y que se mueva el balón más que
el jugador. Y con eso mover la defensa contraria para intentar buscar huecos.
Eso sería un primer pilar para al menos tratar de proponer algo de juego.
Y eso es lo que queda en la
mente de estos jugadores. Miedo a desarrollar fútbol. Parece que la idea de
perder tiempo, de que pasen minutos sin encajar gol, sea algo definitivo y
positivo para el equipo. Como si ese fuera el objetivo. O sea, no querer tener
el protagonismo del partido. Eso es aparte un tema muy al uso en estos
momentos: motivar al equipo para que busque con ahínco la portería contraria.
Cosa que se pretende, pero que de momento no se consigue.
La verdad es que personalmente
no esperaba encontrar mucho más juego del que teníamos con la llegada de Fran
Escribá. Solo con orden y supuesta solidez defensiva no bastará para permanecer
en Primera división. Será necesario subir el voltaje de este equipo. Esta
mentalidad de encajar un gol y pensar
que ya se ha acabado, por muchos minutos que queden, no nos puede llevar a ningún puerto.
JP
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