CUANDO GOLEAR NO ES SUFICIENTE

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El Elche CF en Valencia  (Levante UD)

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La historia de las decepciones en finales para ascender a Primera división en el Elche CF es verdaderamente amplia. No pretendo hacer una balada al alba de este concepto, (creo que ya nos hemos convencido que eso sirve de poco), pero hay que admitirlo, tal cosa existió. Siempre se vivió a un gol de la gloria. Podríamos repensarlo miles de veces. El Elche CF era (es?) un especialista en el drama final. Incluso cuando ganando de forma contundente, no alcanza para recuperar la máxima categoría.

El equipo ilicitano ha visitado 26 veces al Levante UD en categoría nacional. De esas ocasiones, 4 triunfos del Elche, 8 empates, 22 derrotas. En 1ª División han sido escasos los enfrentamientos: solo 4. De esas visitas, 1 triunfo ilicitano 1 empate, 2 derrotas. Sin embargo, vamos a retrotraernos a un triunfo en una última jornada en 2ª División, que pese a lo espectacular del resultado, no sirvió para nada. Tal vez para aumentar aún más la frustración deportiva de aquellos tiempos… 




…Decepción, en este caso, acumulada a la de hacía apenas un año menos un día, en el célebre y funesto partido frente al Cádiz, con lo cual este golpe pareció más amortiguado, puesto que las ilusiones ya no eran ni tan exageradas ni tan ingenuas.

 La fecha del partido es la de 23 mayo 1982. El resultado, créanlo, 1-6. Aunque aquí hay que hacer un par de matizaciones que sirvan para explicar algo ese tanteo final. El partido no se jugó en Orriols, sino en el estadio Carlos Belmonte de Albacete. El motivo es que el campo del Levante había sido clausurado por el Comité de Competición, debido a incidentes del público en partido contra el Málaga, poco antes. El malestar de la afición granota era enorme, en un partido que sirvió para certificar el descenso a 2ªB de los valencianos y que el Málaga remontó con dos goles en el descuento. Y es que el descontento estaba instalado en la plantilla que llevaba meses sin cobrar. Las penurias del fútbol modesto, ya pueden imaginar. El bueno de Roberto Gil, entrenador levantinista por aquellas fechas, me reconoció tiempo después en charla de café en Elche, que sus jugadores querían acabar el año y largarse. Lógico. Aunque también me hizo fuerte hincapié en que aquel partido lo ganó el Elche por su buen juego.  Por cierto, ese fue el primer contacto que se tendría con un tal Claudio Barragán, muy joven entonces.



Hay que situar al Elche CF de esa campaña con un cisma monumental tras lo ocurrido frente al Cádiz. Se quiso optar por cosas seguras ante el fiasco de aquel partido y se buscó al entrenador que mejor fútbol había ofrecido en los últimos tiempos en Elche: Felipe Mesones, en su segunda parada en la estación verdiblanca de las cinco que tuvo en su carrera. No es que hubiera una revolución total de la nómina de jugadores, pero sí cierta limpieza, con Campos y Capón a la cabeza de los que abandonaron la nave entonces. Entre las altas, otro ilustre veterano, Mario Jacquet, y el resto, perfil bajo de jugadores de oficio en la 2ª División. La temporada no había estado mal ni en juego ni en resultados, pero realmente la pugna por el ascenso era dura y el Elche pasó la mayor parte del curso haciendo la goma en el límite de los tres puestos que daban derecho a subir. Se hizo incluso un buen papel en la Copa del Rey, eliminando a los vecinos del Hércules y cayendo estrechamente en octavos ante el Deportivo de La Coruña. Incluso el rush final era muy bueno, con 9 de 12 puntos posibles.



Así las cosas, se llegó a aquel domingo frente al Levante. Celta y Málaga ya ascendidos, la disputa estaba entre UD Salamanca y Elche CF. De facto, el ascenso malagueño era virtual, pero en ese momento los desempates por igualdad de puntos se dirimían por coeficiente de goles, que era  claramente desfavorable a los ilicitanos. Los charros llevaban un punto más que el Elche y el average particular empatado. Por tanto, había que ganar y esperar que el Salamanca fallara en su visita al Burgos, éste sin aspiraciones en ese final de liga.



Realmente, todos los naipes se jugaban en Burgos. Mucho se habló en días previos sobre los famosos ‘maletines’ ofrecidos a los burgaleses para que intentaran ganar aquel partido. Aunque en estos casos siempre lo que se sabe es de palabras sobre palabras de otras palabras, puedo deducir que sí hubo algo de eso. Aunque, con ‘prima’ o no, esa cuestión era irrelevante. Más ‘eficaz’ fue la actuación del árbitro de ese partido, el gallego Taboada Soto, que ayudó de manera clara a un Salamanca, en el que el portero era Jorge D’Alessandro. La verdad es que el Elche CF tuvo muchos problemas con los árbitros esa temporada, e incluso el presidente del club, Manuel Martínez Valero, alzó públicamente la voz denunciando ‘fantasmas’ arbitrales contra los franjiverdes. Era cierto, pero aquello solo quedó como eternos lamentos.



La afición ilicitana peregrinó a Albacete masivamente. Unas diez mil almas poblaron el Carlos Belmonte de gritos de apoyo para los nuestros. El Elche hizo un auténtico partidazo, con un marcador para la Historia. La decepción, como avanzamos más arriba, fue fuerte.

Pero el camino de vuelta, en contrapunto, estuvo más pensando en que faltaba muy poco para que nuestro estadio albergara partidos de la Copa del Mundo, a solo unas semanas vista.

 

MB

 

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