LA PRUEBA DEL NUEVE

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 Pues ya estamos en el punto álgido y definitivo. El Elche CF ganó en el Ramón de Carranza de Cádiz y eso le vale para llegar al próximo domingo 23 de mayo con aspiraciones plenas de poder mantenerse en la máxima categoría del fútbol español. La situación sigue siendo desesperada, pero al menos se prolonga el pulso de un equipo que parece estar acostumbrado a posiciones extremas. Todos los que hemos manejado chequeos de sumas sabemos lo útil que era la prueba del nueve para comprobar descuadres. Hoy los futbolistas del Elche necesitaban su particular prueba del nueve.




El Elche necesitaba un partido así. Un partido como el que se ha desarrollado esta tarde en la Tacita de Plata. O, por mejor decir, lo ocurrido en la segunda mitad. Necesitaba demostrarse, como en esa hipotética prueba, que es capaz de ganar partidos, que es capaz de jugar al ataque sin descuidar su defensa, que es capaz de sobrevivir a desafíos límite y de poner la fe necesaria en sus propias posibilidades. Fe, siempre necesaria.

Y eso que las cosas no empezaron demasiado bien. Cuesta explicar el poco idilio que puede tener el equipo de la franja con lo que pasa en las áreas. La pausa del descanso era absolutamente preocupante. Pero, cuando peor se dibujaba el paisaje, salió un equipo efectivo y que percutía bien por las bandas. Habría que escarbar en los archivos para recuperar un partido en el que el Elche anotara tres goles en 45 minutos (en realidad, cuatro, pero el primero de Milla no subió por escasos milímetros). Y ahora, la realidad manda, nos debemos olvidar de lo cuestionable de alineación y planteamiento de Escribá, que se fue a defensa de tres para poder dinamizar el juego de ataque ilicitano. No es día para valorar ese tipo de cosas.



Claro, forzosamente nos tenemos que preguntar por qué no se tuvo esta actitud (y este planteamiento) en otros días, sobre todo martes pasado contra Alavés. No se puede explicar. El ser humano parece que precisa sentirse exigido al máximo para poder abarcar mejores prestaciones, igual que cuando todos estudiábamos los exámenes la víspera.



Y qué ahora?? Pues todo tan claro como que dependemos del Valencia CF y que los de Voro González no pierdan en Huesca. El resto de posibilidades son ciencia-ficción. Si els valencians pueden salir airosos del Alcoraz, una victoria contra el Athletic de Bilbao nos daría la permanencia. Quién lo iba a decir.



Y, al igual que esta tarde, habrá que echar mano de la fe. Y las ganas. Los remates hoy de los tres goles ilicitanos han sido remates de rabia, de pundonor. Pero es que sin esas armas es imposible caminar por la 1ª División. Eso quizá se ha entendido algo tarde.

Toca confiar.


RV

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