JAQUE MATE

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 En el partido más importante del curso, derrota muy agobiante del Elche CF. El Deportivo Alavés puso el último clavo en el ataúd franjiverde, que marcha irredento a la segunda categoría del fútbol profesional español. Decía Jorge Valdano, siendo entrenador de un Valencia puntero, que el dibujo es innegociable. Puede ser, si tienes un equipo de calidad y capaz. Pero con una plantilla tan limitada como la que tenemos, seguir con un dibujo de doble pivote defensivo cuando se está obligado a ganar…… No. No era el camino.



Demasiado optimista pensar que con situar a la dupla Boyé-Carrillo y lanzarle balones para que los peleen iba a ser suficiente como para ganar el partido. Más con dos centrales rivales  buenos en el juego aéreo como Lejeune y Laguardia. Con ese único argumento salió Escribá a disputar los puntos más trascendentes de la temporada. Y es que eso no es ser optimista, es estar muy lejos de la realidad.

No vale la pena un día como hoy extenderse demasiado en análisis y calificativos. Escribá es un entrenador de pensamiento único, ‘amarrategui’ a todo momento, e incluso con manías individuales muy cuestionables.



Sin medias palabras: lo dije cuando se contrató a este hombre, Escribá no era la persona para un cambio de estructura que se precisaba en febrero. Y lo digo completamente: Fran Escribá Segura tiene un porcentaje alto, muy alto, en el descenso del equipo a la categoría inferior. O al menos en la manera tan lastimosa que se ha arrastrado el escudo en los últimos tiempos.



Superado y desbordado por los acontecimientos. Ni un trazo de fútbol en los tres meses que lleva aquí. Y despreciar el fútbol es como cambiar un peón por una dama. Puro suicidio.

Y siendo así las cosas, al Alavés no le fue muy difícil dar jaque mate al Elche. Un par de pases al hueco fue suficiente para desmontar todo el tosco andamiaje defensivo local. Los franjiverdes estaban en situación de zugzwang, esa situación que significa estar acorralado y que solo tienes una vía de salida y esa vía te conduce invariablemente a la derrota.



El Elche no ha tenido nunca capacidad de reacción. Ni mucho menos capacidad de cambiar de velocidad. Si juegas lento y vas perdiendo, lo normal, lo aconsejable es empezar a correr desesperadamente, no seguir con ese juego pastoso y de nula profundidad que ha caracterizado al equipo todo el año.



Permítanme no seguir hoy con más palabras. Mejor usar silencios. Todo ha terminado y seguir con excusas ya empieza a ser de muy mal gusto. Máxima decepción en una noche de siniestro total.


JP

 

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