SOBRE
LOS CRASOS ERRORES
---------------------------------------------------------
Y el Elche CF cometió todos
los errores no deseables. El Huesca cometió alguno, como su autogol. Y el
árbitro no tuvo errores escandalosos, pero sí los suficientes como para
desquiciar a todos los jugadores franjiverdes. Tenía muchísimas ganas de pitar
penalti contra los ilicitanos y ninguna gana de hacerlo a favor. Finalmente así
ocurrió.
El peor Elche de la era Fran
Escribá dio mucha vida a la SD Huesca de José Rojo ‘Pacheta’. De entrada la
alineación dejaba en la banca a Palacios y Carrillo, dos de los que estaban en
mejor dinámica de juego, para dar vía a Barragán (afortunado en el gol) y Pere
Milla, que pese a los dos últimos goles conseguidos contra Getafe y Betis,
sigue siendo una auténtica máquina de perder balones. El planteamiento, tras
los primeros accidentados minutos, era el preferido por el técnico valenciano:
esperar a la contra.
El primer gol encajado es otro
canto a las carencias defensivas ilicitanas. Otro remate de cabeza desde el
centro del área. Otra vez. Corner mal defendido y gol en contra. Duele
comprobar cómo este equipo es tan vulnerable en el corazón de su defensa.
Pero este partido quizá será
recordado por la pésima suerte del segundo gol del Huesca. Injusto para
posiblemente los dos mejores jugadores del equipo en toda la temporada.
Estúpida pérdida de balón de Fidel Chaves fuera de sitio. Y, como si los dioses
estuvieran dictando el fatum fatídico
del guión del partido para los nuestros, el ulterior error de bulto de Edgar
Badía. Esto en otro momento quizá no hubiera sido tan trascendente. Pero todo
junto fue decisivo para que el Elche se fuera de vacío de la capital del Alto
Aragón.
El resto fue bastante triste. La materia que peor se le da a Fran Escribá es la obligación de atacar. Y, pese a
intentar rectificar su inicial planteamiento de ‘ver y esperar’, lo cierto es
que nos encontramos a un Elche que ya parecía olvidado: lánguido y lento de
nuevo. Terriblemente lánguido. Como si el Huesca estuviera disputando un partido
de verdadera competición y el Elche estuviera en uno de pretemporada. Con esa actitud
las disputas se pierden, las marcas se desajustan y los balones pasan lejos de
los objetivos.
El tráfico entre líneas sigue
sin funcionar en los ilicitanos. Cuesta horrores traspasar cualquier línea
defensiva rival. Como siempre, estéril juego en el centro del campo frente a un
Pacheta que, inhabitual en él, sí pobló de centrocampistas su dibujo. No puedo
admitir que la explicación sea la falta de calidad de los integrantes de la
plantilla del Elche. Quizá sea cierto, pero a estas alturas, se requieren uno o
múltiples pluses de motivación que este Elche de Escribá no ha tenido en
absoluto esta noche.
Y eso sí es del todo
inaceptable.
En resumen, los crasos errores
de individualidades condenaron a un conjunto al que le resulta extremadamente
fácil descabalarse en defensa y extremadamente complicado crear nada en ataque,
porque además no tiene arquitectos para construir. Como la estrategia de Craso
en la batalla que le costó la vida en su lunática idea de invadir Partia. La
nación franjiverde tenemos otro punto de tristeza y desesperanza porque
precisamente eso, la estrategia, solo es a fecha de hoy una entelequia muy confusa y esta
noche muy equivocada.
JP
Al menos Craso se dejó la vida en el campo de batalla.
ResponderEliminarEscribá debería haber entrado hoy en el vestuario maldiciendo a cada uno de sus jugadores. Estos partidos no se pueden permitir.
Eliminar