SLOW
MOTION
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Fran Escribá no cambió para
nada su esquema al que sigue completamente fiel ante viento y marea. Solo
cambio de nombres por las bajas obligadas y resaltar la presencia por vez
primera como titular con la camiseta ilicitana de Pablo Piatti. Y en el primer
tiempo, salvo el gol, no pasó nada de nada. Y lo que pasó lo hizo a las
revoluciones lentísimas que dictó el medio centro gallego del Llevant, Rubén
Pier. Buen jugador, del que se nota que fue central antes que distribuidor de
juego. Con esto, la marca de cervezas americana Budweiser designó como ‘King of
the match’ a Lucas Boyé. Justificable por su gol, aprovechando un semiresbalón
de Rubén Vezo y definiendo de maravilla. Llevaba el bueno de Boyé un tiempo en
horas bajas y este gol le va a servir de mucho para afrontar el sprint final de
la competición.
Cuesta comprender cómo este
Levante anda por la zona media de la tabla. Nada de peligro, poco de creación y
un centro de defensa frágil, que con un Elche más suelto habría encajado algún
gol más. El astuto Paco López basó todo en confiar en que el Elche CF cometería
algún error garrafal. Y es que la estadística no habla muy en favor de los
franjiverdes en ese sentido. Pero que, vamos, no siempre va a llover en nuestra contra. En
adición, cuando el francés Mickael Malsa tomó el puesto de Pier, el ritmo
continuó siendo planísimo.
Y eso, claro está, favorecía
los intereses del Elche, y más con el marcador a favor. Incluso cuando se
repitieron los pecados habituales de ceder balón y terreno. Lamentablemente, da
la impresión que no se tienen los futbolistas necesarios para tocar ni tener el
control. Es triste que no haya un instinto de saber manejar los partidos, más
allá de buscar robos en la defensa rival. Para mí es tal el temor de los
futbolistas franjiverdes a cometer fallos que la mejor solución para ellos siempre es
sacarse la pelota de encima. Por fortuna, el nivel de concentración y acierto en cada
disputa de balón hoy fue mejor que otros días y eso se notó. Lástima que el
poder de ejecutar contras sea escaso, porque tanto hoy como el miércoles frente al Valladolid se podía haber acabado con más de un gol a favor.
Pero hoy parece que era el
momento de que Escribá se fuera feliz porque las sensaciones volvieron a ser
muy positivas. Su planning le funcionó y hay que felicitarse. De todas formas,
mi opinión es que el triunfo, aparte de dar oxígeno a todos, va más por el lado
de la fe que por el lado futbolístico. A estas alturas puede decirse que lo
esencial va a ir de un balón acertado o marrado. Y comprobar que no siempre las
noticias tienen color adverso es algo que se necesitaba mucho por estos pagos.
Como siempre, no podía faltar,
nos encontramos con la estupidez del VAR con el equipo ilicitano. Medié expulsa
con roja directa a Rubén Vezo a falta de un cuarto de hora por derribar a
Piatti solo ante el área. El VAR anula esa expulsión (y la falta peligrosa al
borde del área) porque hay un levísimo toque en el talón de la bota del árbitro
en la jugada anterior de ataque del Llevant. Saque neutral y tarjeta amarilla a
Fidel Chaves por protestar. La pelota desviada ligerísimamente solo la percibe
el VAR, el árbitro ni lo había sentido. Si esto ocurre en otras circunstancias, otro marcador o simplemente otros contrincantes habría sido un escándalo total. Increíble.
En definitiva, a fecha de hoy
no sabemos si nos estamos salvando a cámara lenta o muriendo a esa misma
velocidad, pero bien está lo que bien acaba. El Elche CF aguanta de momento el
pulso, Paulo Gazzaniga mantiene por vez primera su portería a cero y ahora
vienen días de leve optimismo ante los próximos combates. Duelos seguidos frente a At.Madrid y R.Sociedad, esos sí son toros para lidias de altura y,
seamos claros, el pronóstico es 0 puntos en ambos partidos. Pero hay que salir
a ganar e intentar hacerlo. Solo de esa forma se podría confiar en una
permanencia. Y este triunfo de hoy era la condición necesaria para que la
ecuación pueda seguir teniendo solución.
JP
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