SIN FE
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El Elche CF acumuló su 16ª
jornada sin ganar, arrastrándose esta noche en el estadio de Balaidos en Vigo
en un partido que se fue afeando por momentos. Otro partido marcado por los
groserísimos errores defensivos, que lacran sin pausa resultado tras resultado.
El punto de inflexión que se podría abrir en el cambio de juego la semana
pasada en la segunda parte contra el Villarreal no pasó de un ratito esta noche
en Galicia.
Y eso que el partido no empezó
mal. Simplemente con la presión alta los ilicitanos se encontraban con robos de
balón y disposición de jugar en ataque. Pero fue apenas una alucinación. El
Elche perdió la fe en ese tipo de juego rápidamente y empezaron a verse las
eternas deficiencias en transición. Y sobre todo en defensa. Las lesiones
consecutivas de Josan Ferrández y Johan Mojica rompieron la estructura que
sostenía a los nuestros con unos cambios algo dubitativos por parte de Jorge
Almirón.
Y luego viene lo ocurrido en
los últimos minutos de la primera parte. Podríamos diseccionar ese par de goles
encajados con una sola sentencia: falta de oficio. Otro gol por en medio de los
defensas centrales. Lo hemos dicho en más de una ocasión: la defensa del Elche
CF no anticipa movimientos de las delanteras rivales. Simplemente corren detrás
de los mínimos desequilibrios de los atacantes rivales y siempre llegan tarde, por supuesto.
Ese medio segundo en que tardan en reaccionar es el que ofrece tres metros de
espacio para conceder goles. A Jorge Almirón no le dolieron prendas y señaló
claramente a Diego González sustituyéndole en el descanso por uno de los
condenados de la plantilla, Dani Calvo.
Pero como vemos, en cada
partido se tienen coartadas exógenas que explican la mala dinámica de
resultados. Pero es que no son solo resultados, sino es que el juego es pobre. Ya
lo era cuando al principio se dieron mejores marcadores. Ni siquiera el gol de
Rigoni al principio de la segunda parte pareció que devolvía la fe a los
ilicitanos. Ni creen en su entrenador ni creen en lo que hacen. Ni siquiera se
comunican entre ellos. No hablan, no se tienden pases ni desmarques; ni se
ponen de acuerdo para lanzar un saque de banda.
En definitiva, un equipo
intrascendente con jugadores apagados y nula convicción. Corren sin gana y no
tienen ideas. Algunos que deberían ser importantes se han convertido en ceros a
la izquierda, como Tete Morente. Lucas Boyé y Diego Carrillo absolutamente
desconectados del resto del equipo. Extremos que no combinan nada y centran
peor. Y el centro del campo… Iván Marcone se ha convertido en más una carga que
una solución porque no está jugando a ser Iván Marcone, sino que está siendo un
futbolista que no es. Raúl Guti ni tiene posición ni juego, aunque lo intenta.
Pero es que todos están muy perdidos.
Llegando a este punto de tanta
miseria alrededor del equipo, solo hay una solución: relevar a Jorge Almirón y
traer a alguien que al menos inyecte fe a estos jugadores. Esto lo ve toda la
afición del Elche CF. Hoy hemos visto que Eduardo Coudet era ese tipo de
entrenador en el Celta. Pero Bragarnik parece que no tiene las prioridades
claras en ese sentido.
Y sin fe, señores, la
temporada se está haciendo muy larga y penosa.
JP
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