EJERCICIO DE IMPOTENCIA

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Otro más. Un día más en la oficina de la frustración en un equipo que sigue sin ganar, siquiera empatar, y cuyo rumbo no es otro que el descenso. Ya no se esperan ni cambios de juego ni de actitud, tampoco de intérpretes. Los golpes de suerte hace mucho que terminaron y el juego de ataque sigue siendo un auténtico desastre. Más que desastre, simplemente inexistente. Incluso hoy, el amigo Jorge Almirón olvidó su racanería habitual y puso más brasas de ataque sobre el césped. Pero este Elche CF parece que aunque jugara con once delanteros centro no haría un mísero gol. Y eso que en dos apartados estadísticos hoy le hizo goleada al rival: en corners y en tarjetas amarillas (lo del árbitro es como para hacérselo mirar). Es paradójico que en el partido que más saques de esquina se han generado tal cosa no haya servido ni para al menos asustar un poco a la defensa local.



Y por qué el Elche no acciona situaciones de gol? Pues porque se le hace de noche en los últimos cuarenta metros de terreno. Ni más ni menos. No posee un centro de campo consistente, no tiene desborde, ergo… sin combinatoria nítida no se llega al área rival con eventos de ventaja. La salida de balón sigue siendo muy sucia y delirantemente lenta. Al equipo rival le basta hacer una mínima presión para dificultarle todo al Elche.

Y es que la dupla Iván Marcone-Raúl Guti no funciona. Los dos jugadores más caros de la plantilla no tienen química ninguna. Ni mucho menos conexión. Lo intentan, desde luego, pero están tan lejanos en las líneas que ni parecen constituir un muro de contención. Es muy preocupante que Almirón no sitúe un auténtico distribuidor como Víctor Rodríguez hasta el minuto 80 de partido. Y es cierto que no cuenta con muchas opciones más, realmente solo la de Víctor, pero se debería buscar más alternativas, dentro de lo limitadísimo que parece el plantel de los ilicitanos. Lo hemos dicho muchas veces: sin distribución de pelota no existe ningún juego plausible. Y se facilita mucho las opciones del equipo rival.



Un Valencia CF que parece poco más que una banda. Carlos Soler y amigos, podríamos decir. El equipo de Javi Gracia ha conseguido convertir a jugadores de máximo nivel como Gonzalo Guedes o Maxi Gómez en tipos inoperantes. Tienen mucha miseria, como nosotros. Pero haciendo un partidito muy mediocre les bastó para superar al Elche, con poca o nula capacidad de reacción. Hoy era un día para hacerles daño. Pero a nosotros se nos vulnera con tanta facilidad que pedir lo contrario es como pedir algo imposible.

Otro gol de cabeza en medio del área. Por qué es tan fácil cogernos la espalda? Por qué Verdú y González ven pasar centros en el corazón de la defensa? Por qué Josan no defiende bien y hoy incluso a Mojica le han robado una puerta atrás que ha significado el gol de la derrota? Son vicios que se repiten una y otra vez. La idea de wingers cremallera se ha comprobado hasta la saciedad que solo valió en un partido (en Mendizorroza). Para usar a Josan o Mojica de hombres para 80 metros de franja lateral se debería cumplir dos condiciones al menos: una, que la cobertura defensiva fuera total, cosa que no existe y dos, que la posesión de balón fuera muy superior para no sufrir en defensa. Y cuando hablo de posesión de balón no me refiero al inútil juego de pases horizontales o atrás en campo propio. Si lo vimos hace apenas unos días en el Brasileirao. La táctica de Almirón es una copia exacta del planteamiento de muchos equipos punteros que hacen su vida a base de esos dos prominentes carrileros. Ejemplo, otro crevillenter, Juanfran Torres en el Sao Paulo. Lo hicieron así frente al Internacional de Porto Alegre y les destrozaron (1-5).



Pero hoy incluso hasta Almirón le puso voluntad. En la segunda parte sacó a Barragán y Josan reconstruyendo claramente una defensa de cuatro. Y las cosas no es que mejoraran radicalmente pero al menos sí hubo mejor organización.

Y todo muere de medio campo hacia adelante. Ni el juego de guerrillas y emboscadas con Boyé y Pere Milla es mínimamente solvente. De ahí todo el conglomerado de frustraciones en un equipo que parece decir a gritos que no da más de sí. Ni siquiera con planteamientos valientes se abrazan victorias. Quizá la inercia acumulada de tres meses largos jugando a no jugar es muy complicada de sobrellevar.



Quedan 24 horas escasas para que acabe la ventana de fichajes de invierno y no se ha producido el cambio necesario que incluso pedía el propio entrenador. Nada que decir. La directora general se marcha y el propietario no hace acto de presencia.

Lo único cierto es que la desconexión entre la masa social del Elche CF y la entidad se está haciendo insoportable. El grupo inversor de este club debería tomar nota de tal precipicio. Lo que me mata es sospechar que hay gente a la que todo esto le parece dar igual.


JP

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