LOS MARGINADOS DE ALMIRON

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Después de 9 partidos de liga, y con todas las precauciones en juicios de valor, podemos afirmar que hay unos cuantos jugadores en la plantilla del Elche CF que no están entrando para nada en los esquemas de juego del cuerpo técnico. Partimos, se ha dicho ya hasta la saciedad, que todo es nuevo: jugadores, categoría, entrenadores, en fin…hasta sensaciones, y que además no ha existido mucho tiempo para asentar ideas. Debemos tener esto en cuenta, pues el drástico nuevo diseño del equipo exige un periodo de adecuación que, obviamente, dificulta la normal desenvoltura en actuaciones y prestaciones.

De otra parte, tenemos un asunto polémico que se incrementa a cada partido. Se trata de la actitud con los cambios. Cierto es que el nuevo panorama, con 5 cambios disponibles en vez de 3, trastoca bastante la forma en que se afronta esa posibilidad, pero, aún con todo, es más el modo, el momento y los nombres, que la cantidad. Todo ello repercute en una distribución un tanto sui generis de los minutos de juego de cada futbolista. Pero lo peor aquí es que empieza a aparecer entre los aficionados una sospecha en cuanto a la capacidad de lectura del desarrollo de un partido, lo cual sería imperdonable.



Tampoco ayuda en todas estas cuestiones el abundante conjunto de lesiones o simplemente la búsqueda de condición óptima del estado físico, lo cual dificulta mucho esa labor de construcción del equipo de la que hablábamos antes. Pero, todo esto tenido en cuenta, hay hombres muy poco utilizados que merecen una mirada de reflexión.

Los que más se reclaman de parte de los aficionados son el capitán Nino y Víctor Rodríguez, dos hombres fundamentales en la consecución del ascenso la pasada temporada. En adición, la veteranía y ascendencia de ambos se presumía podían ser factores de aprovechamiento en todos los sentidos: vestuario y cancha de juego. Pero de momento nada de eso. Lo llamativo es que todos hemos pensado con insistencia que ha habido determinados momentos en los partidos, principalmente en los últimos, que parecía bien claro que la marcha de juego y marcador pedían a gritos la presencia de ambos. Pero Almirón no parece ni haberlo pensado. Supongo que será complicado calibrar exactamente los servicios que un jugador puede prestar en un instante concreto. Pero la sensación es que el que ambos sean ignorados responde más a una acción de soslayo de lo que su presencia pudiera significar. Nino para desatascar el juego de ataque, Víctor para organizar ese juego. Muy extraño que, salvo básicamente el final de partido del Betis, no se haya utilizado tales opciones.



Esto nos lleva a creer que Jorge Almirón desprecia la existencia de un quarterback, de un organizador nato en medio campo. Y viendo la nula presencia de juego entre líneas, es más contradictorio todavía la gestión del sistema de búsqueda del gol. No es muy coherente carecer de un juego ofensivo continuado y no utilizar a aquellos hombres que te pueden ofrecer la pausa necesaria para, como mínimo, empezar a atacar con orden.

Caso aparte es el de Dani Calvo. El oscense fue utilizado en los primeros partidos, pero ahí quedó. Quizá su error en el primer gol frente a la R.Sociedad, cuando inocentemente no persiguió a Portu, está pesando demasiado en el ánimo del técnico. Pero también es una incógnita imaginar qué papel podría haber ofrecido si se le hubiera dado la continuidad de partidos que se le ha dado a otros. Desde luego, Calvo era uno de los jugadores que más necesitaba sentir que podía jugar en esta máxima categoría. Pero lo cierto es que ha sido desterrado completamente.



Algo parecido sucede, con otras circunstancias, tanto con Youssouf Koné y Juan Sánchez Miño. La asunción del rol de carrilero por la banda izquierda por parte de Fidel Chaves parece que ha relegado a ambos laterales izquierdos al anonimato. Y los ratos que han jugado, salvo Miño ante el Celta, ha sido en otras posiciones. Sobre todo resulta muy atípico el que todavía no hayamos visto a Sánchez Miño en el lugar para el que se le trajo, aportando veteranía al conjunto.

 

Luismi Sánchez estaría en este artículo si no hubiera salido en el once titular frente al Cádiz. Aún con todo, tampoco ha tenido continuidad. Lo mismo podríamos decir de Guido Carrillo, si bien éste lastrado por lesiones.

 Por último tenemos el caso de Jeison Lucumí. Asumiendo que este extremo no venía con la vitola de titular, sus únicos 45 minutos frente al Valencia no han sido una evaluación suficiente como para saber de qué forma se puede utilizar al colombiano. Peor resulta sabiendo que fue una petición expresa por parte del entrenador. Pero también ocurre como en los otros casos: da la impresión que ha habido momentos en los que podría haber aparecido en la cancha (al menos como para poder criticarle con algún argumento) y no ha ni siquiera calentado en la banda.

 

Para bien y para mal esta es, de momento, la actuación del técnico con algunos jugadores que, no es preciso recordarlo, son activo y patrimonio de este club. Solo pueden jugar once, eso es claro, pero veníamos de una etapa en el que el anterior entrenador, a base de precisamente lo que no hace Jorge Almirón, mantenía a todos los integrantes del plantel totalmente implicados en el objetivo. Confiamos que este cuerpo técnico sepa conseguir lo mismo, aún sea con otros métodos.


JP

Comentarios

  1. Que el entrenador "desperdicia" los cambios como ningún otro entrenador de primera es evidente, porque incluso con fatiga extrema de los titulares no agota los cambios (teniendo disponibles jugadores muy válidos en el banquillo). El por qué sólo lo sabe él, o al menos a los aficionados no nos lo ha explicado, pero para eso es entrenador: para decidir y, supuestamente, en base a que conoce la plantilla mejor que nadie.
    Que haya jugadores proscritos de forma tan llamativa parece que, más que a un sistema táctico o cualidades técnicas, responde a un criterio "personal" suyo.

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    1. Gracias por tu opinión. Pues ese es el asunto en cuestiòn, que hay decisiones basadas en argumentos 'secretos', por llamarlo de alguna forma. Confiamos en que, a pesar de todo, le salga bien.

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